Entornos favorables para el envejecimiento

Nuevos modelos para vivir en comunidad

Está comprobado que hay relación directa entre el diseño arquitectónico y el bienestar. Por tanto la creación de entornos positivos es uno de los ejes de la composición de ámbitos favorables para las personas mayores.

 

El envejecimiento se caracteriza por muchos cambios que se reflejan en el cuerpo, los diversos sistemas sensoriales, y lo más críticamente, el propio cerebro. Podemos resumirlos en cuatro campos: la audición, la visión, cambios físicos y función cognitiva.

 

Cuando se planifican entornos construidos, ya sean espacios urbanos o edificaciones, se deben considerar todos estos factores y cambios relacionados con el envejecimiento para crear un ambiente físico amigable para personas mayores.

 

La importancia del espacio físico en la creación de entornos positivos

 

La demanda de la sociedad ha cambiado, hemos dejado de ser comunidades homogéneas, la globalización está empezando a transformar costumbres y tradiciones que están modificando nuestra realidad, que no es más que una fotografía del mundo real como: personas mayores solas, con pareja, vegetarianas, fumadores, con diversidad étnica, religiosa o cultural.

El reto es atender esta diversidad y entender que existen nuevas maneras de envejecer, maneras tan diversas tal y como hemos vivido. Los cambios en la población comportan un nuevo concepto del envejecimiento, que ha de ser activo, saludable y sin estereotipos.

Las nuevas propuestas deben diseñarse desde la realidad de cada persona; hay que disponer de viviendas convencionales diseñadas de manera inclusiva para cualquier tipo de usuarios; viviendas especializadas, donde se pueda desarrollar una vida activa y autónoma con el apoyo de algunos servicios en función de las necesidades de cada persona. En los nuevos modelos de alojamiento lo que se ofrece a la persona no es una habitación sino un lugar donde vivir, orientando los diseños en la combinación del concepto “vivienda propia” con los de “cuidado”.

Hay diversas experiencias a nivel internacional de las que hay que destacar el cohousing, viviendas colaborativas con gestión cooperativa y en régimen de cesión de uso. Otras tendencias incluyen la posibilidad que las personas mayores y las personas con discapacidad no abandonen sus casas o su entorno en caso de precisar cuidados de larga duración (aging in place). Volviendo a las residencias que proporcionan alojamiento a personas con una necesidad mayor de cuidados, un buen ejemplo sería Hogeweyk, un pueblo diseñado específicamente como un centro de atención para personas mayores con demencia, donde estas pueden mantener una actividad autónoma e independiente de manera controlada y segura.

Objetivos de diseño para las personas mayores

Para el diseño de estas tipologías habitacionales, la elección del lugar es una pieza fundamental, vivir en un entorno urbano, fácil de identificar y con carácter de pertenecer a la comunidad. Si enfocamos más, existen dos consideraciones inicialmente contrarias pero necesarias, como son los espacios privados, tales como apartamento, habitación y baño, para estar solos, preservar la intimidad o recibir visitas en un entorno más individual y personal. En cambio también son necesarios espacios de interacción social, puntos de encuentro para realizar actividades colectivas interiores (biblioteca, sala de estar, comedor) o actividades exteriores dentro de entornos controlados (porches, jardines, terrazas accesibles, áreas de recreo).

El control de las condiciones de confort afecta directamente en visión y audición, la utilización de materiales absorbentes y acústicos que evitan la reverberación o utilización de climatización poco ruidosa, control  de escenarios de la luz artificial para tener un buen nivel de iluminación pero evitar deslumbramientos. Las ventanas al exterior además de favorecer la entrada de luz natural, facilitan la ventilación natural y la renovación de aire de las estancias.

Para poder envejecer como se ha vivido, el diseño tiene que estar pensado en la promoción de la autonomía desde la accesibilidad universal, es decir, que cualquier tipo de persona pueda utilizarlo independientemente de sus capacidades físicas y cognitivas. Por tanto se debe tener una buena señalización de los espacios para que puedan identificarse fácilmente mediante carteles o transparencias.

Todo esto debe acompañarse del diseño de ciudades amigables con componentes vitales para alentar a las personas mayores a mantenerse comprometidas con su comunidad local, como: transporte público accesible, pavimentos nivelados, lugares para sentarse, seguridad de los espacios, parques y espacios de convivencia, buen alumbrado público y disponibilidad de baños públicos.

La transformación positiva del envejecimiento debe tener una respuesta desde la arquitectura. El diseño ha de ser parte de este proceso de cambio y redefinición del envejecimiento, donde las personas y su dignidad sean el objeto principal del diseño, consiguiendo entornos accesibles, confortables, seguros, significativos y especialmente inclusivos.

Imagen principal: Espacios diferenciados sociales, Residencia para la gente mayor, Sant Hilari Sacalm, Vitaller Arquitectos. Foto © Adrià Garriga Far